viernes, 25 de abril de 2014

EDITORIAL
LA VIOLENCIA COTIDIANA
Hemos hablado en otras oportunidades desde este espacio sobre el tema de la violencia y lo seguiremos haciendo en la medida en que ella siga siendo motivo de situaciones cotidianas, cada vez con mayor frecuencia.
Nos preocupa que se instale como costumbre, que los más altos escalones en que la violencia se presenta, ya no sorprendan y se comenten los hechos más violentos junto a hechos diarios, simples y corrientes.
La micro violencia se presenta reiteradamente incluso en momentos, sin embargo muchas de esas manifestaciones están aceptadas socialmente y otras tantas, cuando se presentan, son miradas por los otros como espectadores a los que no los incluyera.
Ninguna cosa impuesta por la violencia será duradera. La violencia lleva implícita en sí misma la debilidad de quién la utiliza. Esto lo dijo alguna vez Paul Válery y en realidad lo pudiera haber dicho cualquier otro de los tantos que se expresaron para definirla, entenderla y repudiarla.
Desvalorizar a otra persona, aunque sea mediante el conocido y tal utilizado "chistecito" es violencia; retirar el saludo sin motivo conocido es violencia; utilizar palabras desubicadas y groseras es violento según el marco donde se las pronuncie; se puede violentar con pequeñas acciones concretadas desde cualquier lugar de poder que se piense nos ubica por sobre otros; mentir es violencia; callar sabiendo, es violencia; negar lo evidente es una forma de violentar; invadir el espacio íntimo del otro sin su consentimiento es violencia; gritar para imponerse es violentar; utilizar el tamaño del cuerpo para amedrentar a una persona es violencia; demostrar la intención de poder hacerle algo a otro contra su voluntad es violencia; las "cargaditas" reiteradas cuando ya se ha expresado la molestia que producen, es una forma de violencia; controlar en demasía violenta; invadir espacios también; "ningunear" como se le dice a desconocer al otro en sus capacidades es violencia; el hambre es violencia; la falta de educación que coloca a las personas en lugares de indefención, es violencia; el abuso en cualquiera de sus formas es violencia.
La lista puede no terminar nunca y está en cada uno modificar el estado general de violencia que nos rodea. Muchos esperan que el cambio venga de afuera, desde los demás, o creen que la manera de combatirla es volverse violentos; cuando  los únicos que podemos cambiar algo somos nosotros, en nosotros. Si queremos paz, tendremos que aprender a vivir en paz con todo lo que ello conlleva, tenerla dentro nuestro y propagarla desde los más pequeños actos cotidianos. Reinventar la paz todos los días, recuperando el respeto, la dignidad y la valoración por nosotros mismos como personas seguras de merecer la mejor calidad de vida que nos podamos ofrecer, lo que incluye vivir en un marco de armonía tan grande como seamos capaces de crear, siendo partícipes, sin miedos, comprometiéndonos con la vida.
Estemos despiertos y tan atentos como podamos para que la costumbre no nos imponga más, que aquello  a lo que decidamos acostumbrarnos.
Poli Echevarría



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